El peor enemigo del amor es sin duda la distancia, pero, ¿hasta que punto es un conflicto esta distancia?.
Sin duda las vacaciones más largas de mi vida fueron estas, y no lo digo por la cantidad de días que me dieron de fiestas, si no que, nunca había extrañado a nadie de esta manera, se sentía un vacío tener que separarme de él.
Y aunque suene un poco loca, debo confesar que el momento indicado para todas esas peleas no realizadas en el pasado era este.
Y por si fuera poco el tiempo pasaba tan lentamente. No veía las horas en las que pudiese estar a su lado y aún cuando eran simples fotos y textos, videollamadas y cualquier tipo de tecnología para poder estar comunicados... Era frustrante el no poder darle un beso como Dios manda!
La distancia no solo se vuelve malvada, te carcome y te inunda en un mar de inseguridades.
Aunque algunas no estuviesen fundamentadas, no importaba, el miedo latente de que encontrara alguna aventura decembrina era inevitable.
Ahora cada vez que lo topo en los pasillos estoy muchísimo más tranquila de verle. Sobre todo al viaje que realizamos juntos previo al término de las vacaciones. Fue tan reconfortante, el frío calando en la piel, estar abrazada junto a el, verlo dormir enrollado en mis brazos, todo fue estupendo.
En estas vacaciones se hizo un corte de cabello que le sentó magnifico, aunque el diga que se siente muy cachetón, eso no es nada cierto, se ve guapísimo, no podría estar más enamorada de el por que entonces moriría.
Esperemos que el transcurso del tiempo diga que sigue en nuestro futuro juntos...
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